martes, diciembre 04, 2007

6:00 pm

En la mañana, lo primero era revisar la agenda.

Le gustaba planificar su día.
Sabía que haría en cada momento, en cada lugar, todo en orden y ninguna sorpresa.

Un día, se despertó mas temprano de lo normal. Sonrió por que hoy podría hacer muchas cosas, incluso quizás, salirse de la agenda

Revisó sus actividades diarias.

La agenda cayó al piso.
Aclaro su garganta.
Era muy temprano, cuando te levantas temprano a veces no sabes si sueñas aun o ya estas despierto.

Posiblemente era una broma.

Alguno de sus compañeros en el trabajo le había escrito eso para espantarlo.
Si, eso era, una broma de mal gusto.

A el no gusta ir por la vida peleando, así que solo por esta ocasión, lo dejaría pasar. No diría nada por que alguien escribió en su agenda.

Borró la entrada y siguió con su agenda como todos los días.

Las 2, hora de comer. Lo hizo tranquilamente, sin prisa después de todo, las cosas iban bien, todo a tiempo, todo en orden.

Revisó su agenda para saber que seguía. Esta vez si se enojó. La misma entrada, a la misma hora. ¿El no se mete con los demás, por que lo molestan?

Se fue a su oficina enojado. Incluso se salto varias actividades.

Arranco la página y siguió trabajando.


A las 5, un mensaje en su computadora: Recordatorio…actividad importante a las 6.
Apagó su maquina y se fue temprano ese día. Estaba molesto, ni siquiera lo dejaban trabajar a gusto.

Se fue a casa, quizá saldría de la rutina, vería algún programa de televisión y comería algo diferente. Le haría bien.

Las ventajas de vivir cerca del trabajo. Solo 15 minutos después, ya estaba preparando algo de comer y se disponía a ver la televisión en el que alguna vez, fue su sillón favorito.

Veía la tele, la vio poco tiempo, media hora quizás y después se quedo dormido.

Tuvo un sueño. En el, estaba la que era su esposa. No fue un lindo sueño por que todo el tiempo ella le repetia: ya no me quieres?. Le decia eso una y otra vez.

Despertó 10 minutos después: vio la hora 5:55.

Después entendió todo. Se dijo a si mismo: “es verdad, lo había olvidado, discúlpame, tienes razón, no se debe llegar tarde a una cita.”

Se levanto sin prisa como quien tiene todo planeado. Apuro el paso un poco. Incluso se veía animado.

Puso la pistola en su boca y como pudo dijo: ya te extrañaba…


Angel Alberto Rueda Mejía

Tonali 2007

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